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Turquía: perspectivas económicas y comerciales

Turquía ha experimentado un significativo crecimiento económico en las últimas décadas, especialmente desde los años ochenta, cuando el país llevó a cabo una serie de reformas que han permitido la liberalización de su economía y la apertura al comercio internacional.

Tal y como indica el último informe publicado por el ICEX sobre la región, Turquía es una economía emergente con un PIB de más de 700.000 millones de dólares y una población de más de 80 millones de personas. Por eso, a pesar de los desafíos políticos y sociales que ha enfrentado en los últimos años, sigue siendo un destino atractivo para la inversión extranjera y el comercio internacional.

Diversidad y fortaleza en la economía turca

Los sectores más destacados de la economía turca son el sector de servicios, que representa alrededor del 64% del PIB, seguido por el sector industrial, que equivale a cerca del 27% del PIB, y el sector agrícola, con alrededor del 9% del PIB. En cuanto a infraestructuras, cuenta con una red de transporte altamente desarrollada en carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. Además, el país ha invertido significativamente en energía renovable en los últimos años y cuenta con un 53% de la capacidad instalada proveniente de fuentes renovables.

Uno de los puntos fuertes de su economía es su estratégica ubicación geográfica, su mano de obra cualificada y su tejido industrial diversificado. Además, el país ha experimentado una sólida recuperación económica después de la pandemia del COVID.

No obstante, también existen algunos puntos débiles, como su dependencia de la importación de energía y bienes intermedios, la alta inflación (un 72% en 2022) y la moneda local débil, así como la incertidumbre en torno a la política monetaria.

Atractivos para inversores extranjeros

En los últimos años, Turquía ha logrado captar la atención de inversores extranjeros, especialmente atraídos por su amplio mercado nacional y las claves apuntadas anteriormente. Además, el gobierno ha implementado políticas para fomentar la inversión y ha establecido acuerdos bilaterales con países como Chile o Suiza, además de su colaboración con la Unión Europea.

En este contexto también se ha convertido en un destino atractivo para las empresas españolas, promovido por la buena comunicación logística y las oportunidades de negocio que ofrece, gracias a los acuerdos con el Gobierno de España para fomentar la inversión y el comercio entre ambos países. Otras potencias económicas como Estados Unidos, Japón o China han extendido sus redes comerciales por la región y van afianzando su comercio en Turquía.

Los principales sectores que acaparan la inversión extranjera son el financiero, la producción de alimentos y bebidas, la fabricación de ordenadores y equipos eléctricos, electrónicos y ópticos, la hostelería y los servicios de TI. Además de esto, Turquía también ha atraído inversiones significativas en el sector de la minería y el sector inmobiliario.

Comercio internacional de Turquía

Turquía, con una economía diversa y destacada en el comercio global, se enfoca en exportar textiles, químicos y maquinaria a naciones como Alemania, Reino Unido, Italia y Estados Unidos. El pasado 2022 llegó a generar exportaciones por valor de 198.000 millones de dólares.

Por otro lado, sus importaciones, principalmente maquinaria, químicos y combustibles, integraron 234.000 millones de dólares, con China, Alemania, Rusia y Estados Unidos como principales proveedores. Por eso, aunque ha reducido su dependencia energética, sigue pendiente necesariamente de la volatilidad en los precios de petróleo y gas.

Sus acuerdos comerciales con España han ido adquiriendo peso en su desarrollo económico. Las exportaciones en 2022 aumentaron un 23% y las importaciones un 20%, aunque el déficit comercial español subió un 13% (-3.212 millones de euros). Este perfil de evolución es similar con regiones como Alemania, Reino Unido, Italia y Estados Unidos.

El comercio internacional es esencial para la economía turca, a pesar de hándicaps como los precios de materias primas y la incertidumbre global. A partir de la diversificación de sus exportaciones, incluyendo tecnología avanzada, busca fomentar la inversión y el crecimiento mediante mejoras en infraestructura y políticas. Esto presenta un futuro de oportunidades y desafíos en el comercio internacional.

Desafíos y oportunidades de futuro

La región ha enfrentado desafíos políticos y sociales en los últimos años, como el intento de golpe de estado en 2016 y la crisis de 2018. Sin embargo, ha logrado mantener su estabilidad con medidas para fortalecer su economía, como la reducción de la inflación y la implementación de reformas estructurales.

A través de acuerdos comerciales con otros países, busca reducir su dependencia de sectores específicos. A pesar de las dificultades que ha enfrentado en los últimos años, como el descenso progresivo de su PIB o su desbocada inflación —que podría ser del 50% en 2023—, se está convirtiendo en una de las máximas potencias económicas de Oriente Medio, y comienza a destacar en industrias tan relevantes como la automotriz o la aeroespacial. Seguir potenciando su figura estratégica y su industria, y contener los bandazos macroeconómicos para dar estabilidad a la región, son los retos que el recién estrenado mandato de Erdoğan afronta.

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