Cristina Leon Vera | 04/12/2025
Capital de Colombia, Bogotá es una de las ciudades más pobladas de América Latina, con más de 7,5 millones de habitantes. Esta urbe, multicultural y vibrante, combina la modernidad actual con un pasado colonial. Asimismo, es el centro político, económico y cultural del país.
Bogotá ha experimentado un crecimiento poblacional muy significativo, lo que le ha hecho consolidarse como un centro económico y tecnológico, atrayendo inversión y fomentando la innovación. Además, la ciudad avanza en desarrollo urbano sostenible, con proyectos de movilidad y espacios verdes que mejoran la calidad de vida de sus habitantes. Por desgracia, su rápida expansión también ha dado lugar a la creación de algunos barrios marginales y ha generado presión sobre los recursos urbanos; como la sanidad o el transporte público, y sobre los suministros; como el agua o la electricidad.
El crecimiento ha llevado a la construcción de viviendas en zonas de alto riesgo en las laderas de los cerros orientales de la ciudad, que ha provocado deslizamientos de tierras. De hecho, se han registrado incidentes recientes por este motivo entre comunidades vulnerables que habitan estos nuevos barrios.
Desastres naturales y contaminación
Este contexto poblacional y la actual crisis climática han convertido a Bogotá en una urbe más vulnerable a los desastres naturales. 2024 fue especialmente duro debido a las inundaciones. El año comenzó seco, con alta probabilidad de incendios forestales y con restricciones de agua, pero en el mes de noviembre llovió de tal manera que en pocas horas se desbordaron ríos, humedales y otros cuerpos de agua, colapsando la ciudad. Miles de personas quedaron atrapadas en sus vehículos y hogares, dejando un escenario de catástrofe.
Otro riesgo latente al que se expone la capital de Colombia son los terremotos. A pesar de que está situada en una zona moderada, cercana a la falla de Algeciras, y no se han detectado seísmos de relevancia, existen amplias posibilidades de que sucedan. Esto requiere de una preparación tanto en respuesta como en infraestructura y prevención. Para ello, el Sistema Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático ha puesto en marcha diferentes iniciativas que mitigan las amenazas.
Por otra parte, la calidad del aire en Bogotá supone un gran problema ambiental. La masificación, la industria y el transporte generan smog y contaminación, con altas concentraciones de partículas finas. Para tratar de mejorar la situación, se están activando programas de consumo y movilidad sostenible, así como de control de emisiones, pero no deja ser complejo y una solución a largo plazo.
Contra el cambio climático
El Sistema de Información Ambiental de Colombia, SIAC, ha identificado a la capital del país como una de las ciudades más colombianas más vulnerables al cambio climático. Así, Bogotá se enfrenta a esta problemática mediante su Política Pública de Acción Climática, que establece metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el objetivo de ser una ciudad neutra en carbono para el año 2050. Como principal objetivo, se ha propuesto disminuir sus emisiones en un 50% para 2030. ¿Cuáles son las acciones clave?
- Plan de Acción Climática (PAC). Es un marco estratégico que guía las acciones de la ciudad para afrontar la crisis climática.
- Mesa de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático. Se trata de un espacio para trabajar en iniciativas estratégicas que cumplan con leyes y normativas relacionadas con el cambio climático.
- Iniciativas de sostenibilidad. Para conducir a una economía baja en carbono, se están realizando proyectos para restaurar ecosistemas, impulsar la producción de energía verde y combatir los contaminantes climáticos.
La elaboración de estas políticas para frenar el cambio climático ha involucrado a más de 2.000 personas de diferentes segmentos: actores públicos y privados, de la sociedad civil y representantes de comunidades indígenas y afrocolombianas.
Además, Bogotá será, próximamente, el epicentro de la acción climática en Latinoamérica. Del 14 al 16 de octubre, acogerá la Cumbre del Clima 2025, un evento que reunirá a expertos, empresas, gobiernos e inversores con el firme objetivo de impulsar acciones contra el cambio climático.
Otros riesgos de la urbe
Una ciudad con gran población conlleva el desarrollo de muchas actividades, tanto de ocio (ferias, conciertos, congresos, partidos de fútbol), como de trabajo (más empresas, más industria, más profesionales…) o desplazamiento de personas en transporte público o privado. Aumentan así los riesgos en los movimientos de las personas o en aspectos laborales que afectan a la salud de los trabajadores, propios de la actividad económica de la ciudad. Del mismo modo, crecen las amenazas por masificación. En muchas situaciones tienen lugar eventos en los que se congrega un número elevado de personas, lo que implica riesgos de seguridad.
Y no podemos olvidarnos de los riesgos tecnológicos. Bogotá es una ciudad moderna, pero su crecimiento acelerado ha propiciado que buena parte del despliegue tecnológico de la ciudad se ejecute de modo rápido. Esto se relaciona de manera directa con fallos en los procesos y equipos e incluso deficiencias en los materiales.
La tecnología está presente en todo: comunicaciones, suministros, transporte, sanidad… por lo que debe prestarse especial vigilancia a su mantenimiento y actualización constante para evitar amenazas, sobre todo en los sistemas de abastecimiento o prestación de servicios en la ciudad. Tal y como especifica el Sistema de Información para la Gestión de Riesgo y Cambio Climático (SIRE) la mayor causa de incidentes de tipo tecnológico en Bogotá son electrocuciones, seguido de daños en el servicio de gas, derrames y fugas y, en último lugar, explosiones.
En conclusión, y según la Conceptualización de los Escenarios de Riesgo elaborada por el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, los riesgos más trabajados desde 2016 son: inundación, movimientos en masa, incendios forestales, terremotos, aglomeraciones, actividad de la construcción, avenidas torrenciales y amenazas tecnológicas.
La detección y análisis de estos escenarios facilita la priorización de los problemas y la formulación y ejecución de acciones de intervención para reducir los riesgos. Para cada uno de ellos se abordan los principales factores que los provocan, así como las consecuencias que pueden tener. Esto define la dinámica del escenario de riesgo y las necesidades de desarrollos por parte de los actores estratégicos responsables para su manejo.
A pesar de que el punto de partida pueda parecer complejo, lo cierto es que, con sus políticas y desarrollos puestos en marcha, Bogotá espera convertirse próximamente en una ciudad resiliente y con menor índice de riesgo.



