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Catástrofes medianas: frecuencia e impacto en la Industria

Situación y desafíos que afronta el sector tras el visible aumento de este tipo de eventos.

En el marco de las Jornadas Internacionales Global Risks de MAPFRE celebradas a principios de junio del presente año, tuvo lugar una mesa redonda sobre esta interesante temática en la que participaron destacados profesionales del reaseguro.

Javier San Basilio, Chief Underwriting Officer de MAPFRE RE, actuó como moderador de esta charla y contó con los testimonios de Tim Jehnichen, presidente ejecutivo Munich Re (España) y Beat Kramer, Managing director Swiss Re, quienes analizaron el impacto de las catástrofes de tamaño medio en la industria aseguradora

Durante los últimos años, el cambio climático y ciertos aspectos socioeconómicos están provocando fenómenos catastróficos secundarios, frecuentes y de cierta gravedad, que se manifiestan de manera diversa y con incidencia regional: inundaciones, lluvias torrenciales, incendios o sequías son algunos ejemplos. El incremento en la frecuencia de este tipo de eventos ha impactado en el sector asegurador y reasegurador. Un aumento que, según apuntó Tim Jehnichen, presidente ejecutivo Munich Re en España, durante su intervención, se ha percibido principalmente en España y en Portugal, aunque también en Latinoamérica. Como razón principal de este incremento, Jehnichsen señaló al cambio climático, destacando que no se trata de un fenómeno aleatorio ni puntual, sino que estamos ante una fase predicha de largo alcance.

Más precisamente, Jehnichsen hizo mención al caso de España, como uno de los países donde más concretamente se ha percibido en los últimos años este incremento, y donde el Consorcio, es decir, el regulador estatal, ha tenido que dar un paso adelante, citando como ejemplo la nevada de enero de 2021 (Filomena), un fenómeno que no se había dado en los últimos cien años en este país.

Por su parte, Beat Kramer, Managing director Swiss Re, apuntó así mismo que muchos de estos “peligros secundarios” responden también a indicadores socioeconómicos, como, por ejemplo, el crecimiento descontrolado de ciudades, que conlleva muchas veces la construcción de edificios en zonas más vulnerables, o la llamada “inflación social”.

La reacción del sector

Presentado este escenario, la cuestión que analizaron los expertos a continuación fue si efectivamente la industria re/aseguradora se encuentra preparada para medir y prevenir estos peligros de índole secundaria. A este respecto, Jehnichen convino en que el sector se muestra algo rezagado. Y si bien señaló que queda mucho por hacer, reconoció que existe un aspecto positivo de la fase actual, como el hecho de que las personas resultan cada vez más conscientes de la importancia de la sostenibilidad, cuestión que se ha visto reflejada consecuentemente en el sector financiero, y las aseguradoras, por ejemplo, que han endurecido sus condiciones respecto a actividades relacionadas con el carbono.

Por su parte, Kramer también coincidió en que el mercado ha estado muy centrado en los peligros tradicionales. A ello se suma, según señaló, que resulta más fácil modelar los eventos de gran envergadura, los que llevan existiendo cientos de años, mientras que los secundarios tienen una trayectoria histórica más corta. Además, apuntó el experto, incluso la forma de estudiar sus efectos no es aún sistemática -como en los primarios-., lo cual implica que los datos obtenidos sean más escasos.

Consecuentemente, Kramer alertó en la necesidad existente de encontrar una forma de modelar estos eventos secundarios, considerando que poseen un carácter mucho más regional, e instó a trabajar de forma conjunta, como sector, en la elaboración de modelos que permitan comprender su envergadura y alcance.

Seguidamente, los expertos intercambiaron impresiones acerca de la manera más adecuada de trabajar para evitar el deterioro de los resultados de las compañías aseguradoras ante estos eventos. En relación a ello, Jehnichen señaló que lo más conveniente sería tener algún tipo de cobertura acumulativa que pudiera emplearse para los pronósticos del siguiente año. Pues según añadió, su experiencia con coberturas horizontales no ha resultado ser muy positiva, siendo además mucho más sencillo predecir un evento de gran envergadura que una serie de catástrofes menores, cuya frecuencia es también mucho mayor.

Por su parte, Kramer coincidió con esta afirmación, señalando que sería conveniente trabajar con un modelo acumulativo, desde todas las estancias de la industria, con total transparencia, y por el beneficio común, tanto de profesionales de la industria como clientes.

Un producto en ciernes

Otro aspecto importante que sacó a colación Javier San Basilio, moderador de la mesa, es que la brecha entre el daño y lo que se asegura -y luego se reasegura- resulta ser mayor en el caso de estos riesgos secundarios, pues, según indicó, hay menos conciencia sobre ellos que sobre eventos como huracanes o terremotos.

En relación a ello, Jehnichen subrayó que si esta situación se hace más grave, tanto el sector como la sociedad resultarán afectadas, e hizo hincapié en que si bien el sector está tomando ciertas medidas decisivas en la prevención del cambio climático, como el endurecimiento de políticas con empresas de impacto ambiental negativo, los efectos de las mismas tardarán en verse reflejados. Y por ello, apuntó, resulta clave que la sociedad tenga claro lo que sucedería si no se actúa, cuáles serían las consecuencias, acompañándolo con estadísticas.

A este respecto, Kramer recordó que a pesar de los esfuerzos, la temperatura global continuará subiendo, así como estas catástrofes medianas seguirían dándose, por lo que ha de encontrase una solución necesariamente a medio y largo plazo.

Desafíos futuros

Finalmente, los expertos intercambiaron sus impresiones acerca de las cuestiones que más preocupan a sus compañías en el futuro inmediato.

En opinión de Beat Kramer, son las cuestiones globales, a nivel mundial, las que suponen una mayor amenaza en la actualidad, como las que provienen de todo aquello que pueda acumularse en el planeta: los virus -físicos y digitales- y los asuntos sistémicos, como el cambio climático.

A estas cuestiones, Tim Jehnichen añadió las inestabilidades políticas, que muchas veces aparecen incluso como efecto secundario de males naturales, como la vigente pandemia.

Y por último, en lo que también coincidieron los expertos, fue en la necesidad de trabajar juntos para afrontar la situación, considerando siempre que el objetivo final del análisis de estos riesgos, no resulta ser otro que el dar un mejor servicio a los clientes, e incluso poder prevenir siniestros.

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