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“Desarrollar la infraestructura digital es clave para todas las industrias de la región”

Desde la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones aseguran que, en el avance del sector de las telecomunicaciones, la industria se enfrenta a grandes retos como la alta fiscalidad, las dificultades administrativas para el desarrollo de infraestructura y los altos costos de espectro radioeléctrico. Maryleana Méndez, Secretaria General de ASIET, nos cuenta en esta entrevista los aspectos más importantes de un sector trascendental para el desarrollo económico de la región.

  1. ¿Cómo describiría y evaluaría el ecosistema digital en Latinoamérica?

El desarrollo de los servicios digitales y de las redes de telecomunicaciones en América Latina es una historia de éxito. Como uno de los sectores que más ha crecido en las últimas décadas, supone un importantísimo aporte al desarrollo económico y cuenta con una potente infraestructura. El esfuerzo inversor del mercado ha permitido que cerca del 93% de los habitantes de la región estén cubiertos por una red de banda ancha móvil, pero también es importante dimensionar el reto que se tiene por delante. Aun contando con una infraestructura muy robusta y en constante evolución, esta industria requiere un esfuerzo inversor permanente para seguir el avance tecnológico del sector TIC, y para lograr los objetivos de llegar a todos los ciudadanos con los mejores servicios. En un estudio de Analysys Mason para el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina se estima que la región precisa una inversión cercana a los 161.000 millones de dólares para alcanzar niveles de conectividad similares a países más desarrollados en el periodo 2020 – 2025. Esto, por supuesto, requiere del necesario impulso a la promoción de las inversiones desde la política pública, generando los escenarios adecuados y dotando al sector de certidumbre y seguridad jurídica.

La transformación digital es una realidad para los países latinoamericanos y condición necesaria para la recuperación económica post pandemia. Desarrollar la infraestructura de telecomunicaciones es clave para todas las industrias, entre ellas la financiera, agroindustrial, minería, manufactura, logística, energía, economía del conocimiento, medios y entretenimiento o economía creativa. Es importante recalcar que la base de la digitalización son las redes, componente básico para acceder a los servicios TIC. Las empresas de telecomunicaciones son las encargadas de proveer esta conectividad, por lo que requieren seguir invirtiendo y expandiendo sus servicios a zonas más alejadas, garantizando la continuidad del servicio, como se ha hecho en este periodo a pesar del gran pico de demanda durante la pandemia (+40%).

  1. ¿Cómo ha evolucionado la demanda (social e industrial) de tecnología?

La demanda de la ciudadanía y de las industrias ha ido en aumento. Si nos referimos a la primera de ellas, el acceso a internet alcanza un porcentaje cercano al 57% de la población total de la región, una cantidad de acceso que viene creciendo consistentemente, no solo en número de usuarios, sino también en demanda de tráfico. En muchos casos existe la infraestructura para acceder y dar cobertura, sin embargo, hay una parte de la población que permanece desconectada, ya sea por la falta de recursos para contratar el servicio o bien porque no le encuentran utilidad. En ese sentido, desde ASIET promocionamos que se puedan impulsar subsidios públicos a la demanda de las familias con menores recursos, y que se impulse el desarrollo de habilidades digitales para fomentar el uso de las herramientas entre toda la ciudadanía.

Desde la perspectiva de las industrias, la emergencia sanitaria ha catapultado la oferta de servicios digitales. La necesidad de mantener la actividad a pesar del distanciamiento social hizo que se aceleraran notablemente los procesos de transformación tecnológica, que, con diferentes niveles, ya se venían ejecutando al interno de las industrias. La migración forzosa de la vida cotidiana hacia lo analógico hace indispensable cambiar la forma de prestar y entregar los servicios a los consumidores finales. Se desarrolló el trabajo a distancia y muchas firmas mejoraron su desarrollo digital, no solo a través de plataformas de e-commerce o servicios de web o e-mail, sino también a través de la necesaria incorporación de los servicios TIC al uso productivo.

  1. ¿Podría hablarnos de las principales particularidades de los diversos mercados de la región?

La configuración de cada uno de los mercados en el sector de telecomunicaciones y audiovisual es distinta. Desde la perspectiva de la industria de telecomunicaciones, la podemos referenciar a la madurez e independencia institucional, estrechamente relacionado a la normativa regulatoria, que en muchos de los casos está desfasada en el tiempo en cuanto a la configuración del ecosistema, así como la estabilidad y seguridad jurídica con la que se aplican estas reglas. Otro elemento en que se diferencian los mercados es la disposición de espectro radioeléctrico, recurso natural esencial para la prestación de los servicios inalámbricos, sin embargo, se puede afirmar que en casi todos los países de la región esta asignación es insuficiente y muy onerosa, al priorizar la recaudación fiscal de corto plazo sobre los beneficios socioeconómicos a medio y largo plazo del desarrollo de los servicios de comunicaciones. A su vez, en algunos mercados es preocupante que se hayan impuesto regulaciones de precio de los servicios prestados en competencia, que afectan directamente a la sostenibilidad de la industria y perjudican la innovación, la inversión y la competencia. No obstante, a nivel internacional, la libertad de precios es la regla para los servicios móviles, de internet y de TV paga.

Por otro lado, en los países de la región, cuando se trata de actualización tecnológica están bastante parejos. Como mencioné, el despliegue de infraestructura y adopción tecnológica en América Latina respecto de nuestro sector es una historia de éxito. A nivel regulatorio, por ejemplo, Colombia se ha destacado por apostar a la innovación y proponer entornos propicios para las necesidades del Siglo XXI. Recientemente el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) reconoció al país como modelo en regulación en su informe ‘Estados ágiles en América Latina’.

  1. ¿Cuáles diría que son las prioridades para el correcto desarrollo de un ecosistema digital en Latinoamérica?

Si bien la región ya cuenta con una infraestructura de telecomunicaciones robusta y un enorme avance en cuanto a la cobertura, la calidad y disponibilidad de servicios, completar los objetivos en materia de conectividad requiere agendas digitales transversales discutidas y ejecutadas desde el más alto nivel del gobierno. Con políticas públicas y regulatorias congruentes con los objetivos de conectividad, que aseguren certidumbre jurídica y claridad para promover inversiones en el sector. Deben colocarse los incentivos correctos para que estos recursos estén a disposición de la mejora de las redes, actualizando la fiscalidad sobre el sector y poniendo suficiente espectro radioeléctrico a disposición de los operadores. Conectar a los no conectados es prioritario, y es una corresponsabilidad de todos los actores. Las alianzas público-privadas han demostrado ser una herramienta fundamental para lograr una digitalización incluyente dentro de nuestra región.

América Latina es la región donde más atrasada se encuentra la productividad del empleo. La transformación digital para el uso de las TIC es clave para la recuperación económica. Para que esto se dé, es necesario un escenario que promueva la inversión. Los países con mayor infraestructura de banda ancha tuvieron mayor capacidad para compensar, al menos parcialmente, los efectos negativos de la pandemia.

  1. ¿Qué dificultades o desafíos se interponen a este objetivo?

Se puede destacar la necesidad de revisar las regulaciones instaladas para eliminar aquellas que están obsoletas con respecto a la nueva configuración y dinámica del ecosistema, donde participan nuevos actores. Esta misma revisión merecen las cargas regulatorias y los marcos fiscales buscando evitar los impuestos específicos a la industria, de tal forma que los recursos se focalicen en la inversión para el cierre de brecha y el despliegue a futuro de las nuevas generaciones de tecnología. Adicionalmente, se requiere evitar las condiciones onerosas en concursos de espectro, generando situaciones de escasez artificial, saliendo de modelos con fines recaudatorios.

Como ya se mencionó, la elaboración de agendas digitales transversales necesita de la participación de todos los sectores de la economía y que las instituciones públicas que las promueven estén involucradas y comprometidas para generar un ecosistema sano y productivo. El liderazgo debe provenir desde el más alto nivel del Poder Ejecutivo y que haya una clara comprensión de que se requiere en un esfuerzo coordinado y consensuado con el sector privado quien es el que lleva el peso de la inversión.

La industria comparte con el sector público la preocupación por el cierre de las brechas digitales y la necesidad de universalizar el acceso a los servicios. El acceso de los no conectados, por brechas geográficas, etarias, económicas o de género es prioritario. El papel de gobiernos y reguladores debe ser promover las inversiones, para lo que es clave la institucionalidad y la certidumbre.  Esta industria requiere grandes inversiones para seguir el paso de la evolución tecnológica y llegar a todos los ciudadanos. Esto depende de que se tenga seguridad jurídica, una institucionalidad sólida y un escenario de certidumbre normativa y tributaria.

  1. ¿Podría hablarnos de los principales proyectos en los que se está invirtiendo en la actualidad?

La industria de telecomunicaciones está abocada a extender sus redes fijas, a la inversión en fibra óptica y la extensión de las redes 4G. Asimismo, se destinan esfuerzos a preparar sus plataformas y modelos de negocio para la incorporación de tecnologías de nueva generación en un futuro cercano, como los despliegues en 5G que están y estarán en marcha. También, la diversificación de la oferta de contenidos y la lucha contra la piratería online y el aumento de las conexiones satelitales.

Esta es una industria en constante cambio e innovación donde se exploran de manera permanente las formas más eficientes para la entrega de más y mejores servicios a los usuarios finales tanto individuales como empresariales.

  1. En su consideración, ¿cuál sería la hoja de ruta para alcanzar la óptima cobertura de la región, y en qué punto se encuentran?

La clave está en la puesta a disposición de mayor cantidad de espectro en condiciones favorables al desarrollo de los servicios, y en promover los entornos adecuados para la promoción de las inversiones. Avanzar en la digitalización supondría aumentar la productividad y tener mayores oportunidades para el crecimiento de la economía. Para lograrlo, es fundamental partir de Agendas Digitales, para tener una hoja de ruta clara transversalmente a todas las industrias y sectores de un país, que excede a los gobiernos y sus mandatos. Son propuestas que requieren estrategias de largo plazo que sean ejecutadas en forma consistente y con la seguridad jurídica e institucional suficiente para que haya certeza y permita traccionar a los inversionistas. Estas agendas deben incluir la instalación de alianzas público-privadas para el cierre de brecha y que se haga un uso efectivo de los fondos de servicio universal en programas que permitan extender la oferta a territorios no rentables y que se busque el subsidio a la demanda de las familias ubicadas en los quintiles de menores ingresos.

Desde ASIET, creemos que es fundamental contar con un marco de políticas que racionalice la presión fiscal, el pago por espectro y se oriente al cierre de las brechas digitales. Como también, a la lucha regional contra la piratería de contenidos audiovisuales. A su vez, es necesario potenciar las habilidades digitales, lo que requiere una revisión de los programas educativos para incluir formación en TIC en todos los niveles de la educación formal, implementar planes de formación para adultos y en empresas.

cial promover, también, la incorporación de niñas y jóvenes en las llamadas carreras STEAM, tanto para apoyar su desarrollo personal y profesional, como para mejorar los resultados de los desarrollos tecnológicos y ampliar la diversidad en las empresas del sector, lo que ha demostrado ser muy favorable a su crecimiento. Acompañado por programas de becas para formación en habilidades digitales. Un esfuerzo deliberado en materia de género es necesario para que efectivamente tengamos un desarrollo digital mucho más equilibrado e inclusivo.

  1. ¿Qué tecnologías marcarán el avance del sector? ¿Cuáles son las líneas de investigación e innovación que se están siguiendo en este momento?

A nivel de infraestructura es clave continuar con el despliegue de fibra óptica, extender las redes 4G y próximamente masificar el uso de 5G. Las tecnologías de punta hoy son varias, algunas de las más conocidas son Internet de las cosas (IoT), la Inteligencia Artificial, Realidad (VR), Big Data, Cloud y el Machine Learning, entre otras. Estas tecnologías prometen mejorar la vida de los ciudadanos a través de la conectividad y apuestan fuertemente por la sustentabilidad. Por el lado de las telecomunicaciones, contamos con las tecnologías 3G y 4G, aún en despliegue, y la de 5G, próximamente a expandirse en América Latina. Ya varios países están cursando los procesos de licitación y armando las hojas de ruta del despliegue.

Según la Agenda Digital para América Latina y el Caribe de CEPAL, “se está pasando de un mundo hiperconectado a un mundo digitalizado en las dimensiones económicas y sociales”. En ese mundo conviven y se fusionan la economía tradicional con la economía digital, dando lugar a un nuevo sistema digitalmente entrelazado en el que se integran e interactúan modelos de ambos mundos. De esta forma, vemos como resultado ecosistemas complejos que se encuentran en proceso de adecuación organizativa, institucional y normativa.

  1. ¿Cómo ha impactado la crisis sanitaria en el sector? ¿Qué aprendizaje se ha obtenido de estos meses de uso masivo de las telecomunicaciones?

Las redes de telecomunicaciones han demostrado su papel esencial en el mantenimiento y desarrollo de la actividad económica, laboral, educativa y social. La infraestructura fue muy resiliente ante el cambio repentino de tráfico, alrededor de un 40% de aumento, y se mantuvo el servicio. Y pese al reconocimiento de su esencialidad y su valor para el crecimiento económico, las empresas de telecomunicaciones enfrentan en varios países la aprobación de modificaciones de los marcos normativos sectoriales que, en algunos casos, afectan negativamente al desarrollo del sector.

El escenario antes de la pandemia ya era complejo para lograr incrementar las inversiones y los efectos derivados de la misma han puesto en peligro la propia sostenibilidad de la industria. El entorno económico y regulatorio del sector dificulta su desarrollo, poniendo en riesgo la maximización de los beneficios socioeconómicos de la transformación digital al dificultar mantener el ritmo de inversión. Algunos aprendizajes y necesidades de la industria para mejorar la conectividad son: la fiscalidad (que hoy es incongruente con los objetivos de masificación de los servicios), las dificultades que existen para el despliegue de infraestructura (como las trabas municipales), los cambios en el mercado que no han tenido reflejo en las regulaciones (con caída del ARPU), las condiciones onerosas en concursos de espectro o situaciones de escasez artificial, y el alto impacto de la piratería de señales y de contenidos audiovisuales.

  1. ¿Qué objetivos de cobertura, acceso y calidad de servicio se han propuesto los profesionales del sector, y qué será necesario para cumplirlos con éxito?

Los objetivos siempre serán que toda la población pueda tener acceso a Internet con un ancho de banda de calidad en cualquier punto y a precios adecuados para su acceso. Para cumplirlo, será necesario, como ya mencionamos, acuerdos público-privados para incentivar las inversiones que se requieren para alcanzar esos objetivos, junto con hojas de ruta a través de Agendas Digitales para promover el desarrollo de los países de América Latina hacia la necesaria digitalización para la recuperación económica. Sumado a esto, existen países más avanzados a los que se debe tomar de referencia para no repetir errores y conocer buenas prácticas en materia de conectividad.

Si bien la conexión a Internet continúa expandiéndose, hay varias cuestiones para ponderar de cara al avance de ésta y todas las tecnologías asociadas a las TIC. La primera es que si bien, según UIT, en las Américas una cobertura del 95,5% de la red 3G, muchos ciudadanos no utilizan el Internet porque no le ven utilidad. La barrera de la asequibilidad no es la única que asegura el cierre de la brecha, sino la capacitación y el conocimiento sobre los beneficios de su uso. A su vez, en América Latina, según CEPAL (2020), a través del informe ‘El impacto de la digitalización para reducir brechas y mejorar los servicios de infraestructura’ del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), más del 90% de los hogares rurales en Bolivia, Paraguay y Perú no cuentan con conexión a Internet, mientras que, en países con mejor desarrollo digital, como Chile o Uruguay, el déficit de acceso rural mejora, pero igualmente es de aproximadamente el 50%.

  1. ¿Qué perspectivas de futuro tiene el sector? ¿Cuáles son los retos que afronta y las oportunidades que se han de aprovechar?

Necesitamos apostar por el diálogo público-privado que permita la construcción de consensos y alcanzar objetivos comunes a mediano y largo plazo para favorecer el acceso a financiación y a la inversión. Las alianzas público-privadas son una herramienta fundamental para lograr una digitalización incluyente en la región.

Algunos países han puesto en marcha buenas prácticas para la promoción de las inversiones, como la flexibilización regulatoria o fiscal; la simplificación u homologación de normativas, o la puesta a disposición de espectro radioeléctrico. Es necesario mantener y profundizar estas buenas prácticas.

Existen áreas de oportunidad que permitirían mejorar el acceso, la calidad y la asequibilidad de los servicios, como la actualización fiscal del sector. Muchos países de la región precisan una revisión de la fiscalidad sobre el sector, el cual paga un 51% más en materia impositiva que otros sectores clave para la economía. La presión fiscal sobre los distintos servicios no se ha adecuado a la evolución de los mercados. A su vez, se sugiere adecuar las políticas asociadas al espectro para que se facilite el acceso a este recurso, evitando la escasez artificial, estableciendo el avance de la digitalización como elemento fundamental de dicha política, evitando la consideración del espectro como elemento recaudatorio. También se recomienda facilitar el despliegue de redes (simplificando y homogeneizando normativas municipales). Sin dejar de lado, el uso eficiente de los Fondos de Servicio Universal para cerrar la brecha digital (explorando también el subsidio a la demanda de servicios y para el acceso a dispositivos).

En este sentido, la cooperación internacional es un espacio donde poder compartir ejemplos de buenas prácticas acerca de lo que funciona respecto de la necesaria actualización normativa sectorial para promover la inversión y mejorar el despliegue de infraestructura de red y, por tanto, la asequibilidad y el acceso.

Maryleana Méndez es una profesional de destacada trayectoria en el área de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información. Ingeniera de Sistemas por la Universidad de Costa Rica y con una maestría en Administración de Tecnologías de Información por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. En el año 2009 asume como Miembro del primer Consejo de la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL), cargo que desempeñó durante 8 años, en dos períodos consecutivos. En 2017 se incorporó a ASIET como Asesora Experta en Regulación, organización que ahora dirige desde agosto de 2019.

Durante su gestión, la SUTEL lideró y organizó el proceso de apertura de mercado y el desarrollo de la institucionalidad del órgano regulador. Antes de esta posición trabajó durante 6 años directamente en la industria de telecomunicaciones, como directora de proyectos en América Latina. Previamente ocupó diversas posiciones en la Contraloría General de la República de Costa Rica. Actualmente es miembro de la Junta Directiva del BCR.

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