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Quebec

Grandes ciudades, grandes riesgos: Quebec

Cristina Leon Vera | 18/09/2025

Ciudad emblemática de Canadá, Quebec es considerada la cuna de la civilización francófona en América. Rodeada de montañas, ríos y lagos, destaca por su elevada calidad de vida y figura entre las localidades más seguras del país. Sin embargo, también enfrenta riesgos naturales que requieren un sistema de prevención y respuesta eficaz para proteger a sus habitantes.

Aunque Quebec se distingue por su tranquilidad, forma parte de un país extenso y diverso con amenazas de distinta índole y potencial impacto. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, Canadá es un destino seguro, aunque no exento de eventos naturales extremos a tener muy en cuenta, especialmente vinculados al cambio climático. Según un informe dirigido por Environment and Climate Change Canada, las temperaturas anuales y estacionales en el país han aumentado a un ritmo muy superior a la media mundial, con un incremento de 1,7°C entre 1948 y 2016, especialmente pronunciado en el norte de Canadá (2,3°C) y en invierno, en comparación con el sur y el verano. Más de la mitad de este calentamiento se debe a las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el ser humano.

Las proyecciones climáticas apuntan a que, en un escenario de bajas emisiones, la temperatura media anual podría aumentar otros 1,8°C para mediados de siglo; mientras que en un escenario de altas emisiones se podrían superar los 6°C a finales de siglo. Las consecuencias son palpables hoy en día: la región suele hacer frente a graves incendios forestales cada verano, y son comunes las inundaciones en primavera.

 

El reto de una gran ciudad

El excepcional enclave de Quebec, ubicada en plena confluencia de ríos y rodeada de extensas zonas boscosas y montañosas, hace de su privilegio una vulnerabilidad. Las características geográficas que perfilan su identidad la sitúan en una de las zonas del país más propensa a sufrir el embiste de catástrofes naturales: incendios forestales, crecidas fluviales y extremas heladas. A este contexto se suman los desafíos propios de toda gran ciudad (es una de las más pobladas de Canadá), como la gestión del orden público, la atención ciudadana o la preparación ante emergencias sanitarias. Todos estos factores exigen una respuesta coordinada de los organismos de protección para anticiparse y actuar con eficiencia ante cualquier eventualidad.

Una de las iniciativas llevadas a cabo por las autoridades locales es el programa OASIS, que tiene el objetivo de brindar apoyo financiero a organizaciones municipales y comunidades indígenas a planificar y llevar a cabo proyectos ecológicos que atenúen el impacto del cambio climático, implementando soluciones de infraestructura verde, como techos verdes, jardines y cuencas de retención, para mitigar los efectos de las inundaciones y las olas de calor.

 

Incendios forestales: un desafío creciente

Debido a las altas temperaturas, Quebec está cada vez más expuesta a incendios forestales, que han aumentado en frecuencia e intensidad en los últimos años. En 2023, la provincia sufrió una de las temporadas más extremas de su historia, con una sequía que favorecía la propagación de las llamas. El fuego afectó al ecosistema forestal, pero también a las comunidades locales (generó una crisis de salud pública debido a la calidad del aire) y a su economía. Según un estudio posterior del Canadian Journal of Forest Research, los incendios destruyeron más de 4,5 millones de hectáreas, afectando gravemente a sectores clave como la agricultura y la infraestructura crítica de la provincia.

Para hacer frente a este complicado contexto, el gobierno de Quebec y las autoridades federales pusieron en marcha en 2022 el programa Fighting and Managing Wildfires in a Changing Climate (FMWCC), por el que se han destinado más de 346 millones de dólares para aumentar la capacidad de gestión de incendios gracias a la capacitación de nuevos bomberos y la adquisición de equipos especializados, con el objetivo de mejorar la resiliencia de la zona. Tanto la ciudad como la provincia cuentan con sistemas de detección (tanto satelitales como terrestres), además de torres de monitores en las zonas más vulnerables o cámaras termográficas.

La prevención también es un aspecto esencial de su estrategia de prevención, ya que el 80% de los fuegos declarados tienen como origen la actividad humana. Para combatir las estadísticas, Quebec cuenta con la Société de Protection des Forêts Contre le Feu (SOPFEU), encargada de gestionar los incendios forestales en la provincia. Una de sus principales labores es la de informar en tiempo real de la situación de los incendios activos, así como la de asesorar a la ciudadanía sobre los riesgos y las mejores prácticas para evitarlos.

La capacitación continua y el refuerzo de recursos son claves para esta institución. Desde el 1 de abril de 2025, Quebec cuenta con la Reserva de Respuesta a Emergencias de Seguridad Civil (RIUSC), un equipo especializado de 200 profesionales listos para desplegarse ante cualquier desastre natural. Esta iniciativa, pionera en el país americano, tiene como objetivo complementar los esfuerzos municipales, especialmente en situaciones donde los recursos locales no son suficientes. Entre sus obligaciones se encuentra la protección de infraestructuras, el establecimiento de refugios y el apoyo logístico durante la crisis. Sus integrantes, provenientes de organizaciones como la propia SOPGEU o la Cruz Roja, han recibido formación teórica y práctica con el respaldo del gobierno de Quebec.

 

Prevención y respuesta ante inundaciones

En su historia reciente, Quebec ha sufrido episodios de inundaciones de gran impacto, como las sucedidas en 2017 y 2019, cuando miles de viviendas se vieron afectadas y los daños económicos fueron cuantiosos. Su entorno fluvial, el deshielo primaveral y las intensas lluvias recurrentes hacen que estos episodios no sean puntuales. De hecho, el pasado mes de julio la ciudad vivió el azote de una severa tormenta —se registraron hasta 155 milímetros de agua por hora— que anegó las carreteras y provocó cortes eléctricos. A pesar del impacto, la respuesta de los servicios de emergencia fue rápida y no se lamentaron pérdidas humanas.

Para hacer frente a este riesgo constante, el gobierno de Quebec ha adoptado un nuevo marco regulatorio para las zonas inundables de la región, cuyos mapas se ampliarán en un 30% y que entrará en vigor en marzo de 2026. Los propietarios en zonas de riesgo elevado no podrán construir nuevas viviendas ni reconstruir propiedades destruidas. Además, se incluirá la categoría de “área protegida con riesgo residual”, que incluye zonas con infraestructuras de protección como diques y muros. La estrategia de adaptación a este escenario incluye la reubicación de comunidades vulnerables y el refuerzo de estructuras estratégicas.

Además de esta iniciativa, Quebec ha fundado la Red Intersectorial de Inundaciones (RIISQ), una plataforma de intercambio e integración que reúne a todos los actores gubernamentales, socioeconómicos e investigadores de los ámbitos social, científico, tecnológico, médico, económico y político, para mejorar la capacidad de Quebec para prepararse y protegerse ante inundaciones. En 2024, se anunció la renovación de su financiamiento de 4 millones de dólares, por un período de 4 años (2024-2028), bajo la dirección de Philippe Gachon, profesor del Departamento de Geografía de la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM). Con sus iniciativas, Quebec se ha convertido en referente mundial en la lucha contra las inundaciones al sincronizar la cartografía precisa, la regulación y la zonificación con un modelo de colaboración público-privada para la prevención y respuesta integral ante desastres.

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